La Alondra común se ve todavía frecuentemente en nuestros campos, pero el número de individuos de la especie disminuye de forma inquietante. Esta regresión tiene su causa en la evolución de las técnicas  modernas de cultivo, sobre todo en la mecanización de la recolección. La erradicación de las malas hierbas por medios químicos, deja sus secuelas, sin duda, en la población de las Alondras en general y de la Alondra común, en particular.

Biotopo

Pastos, campos de cereales y tierras incultas.

La Alondra común es un pájaro sedentario en los países con clima invernal suave, mientras que los pájaros del norte de Europa bajan en masa hacia el sur del continente.

En la voladera

Digamos de inmediato que estos pájaros no son corrientes en nuestros aviarios, ya que son aves de sobria librea. Creo, sin embargo, que la verdadera razón no está ahí. Pienso más bien que la desafección por esta especie de pájaros radica en las prohibiciones de detención durante años. La ley autoriza de nuevo la presencia de Alondras comunes en nuestros criaderos, a condición de que las hayamos adquirido legalmente. Mi amigo Rudy Driesmans, siempre atento, se enteró de que aficionados italianos estaban intentando construir una cepa de Alondras comunes pastel. La cosa iba bien pero los italianos no desdeñaron una ayuda extra llegada del extranjero. Fue así como durante el invierno 1999/2000, pudo comprar un macho de fenotipo ancestral portador de pastel y una hembra pastel. Los pájaros se aclimataron bien a Blankenberge (Bélgica) y a la primavera siguiente el macho se puso a cantar. Es sencillamente increíble el canto de un pájaro tan fuerte y tan melodioso, sobre todo si nos encontramos en sus inmediaciones.

Hay que proporcionar a estos pájaros una voladera espaciosa, de entre dos a tres metros de longitud por un metro de ancho y dos metros de altura, en el bien entendido de que éstas son medidas mínimas. En el suelo, abundancia de hierbas, para proporcionarles un abrigo en caso de alerta, situaciones en que se posan en tierra. Si no cuentan con este refugio, corren el peligro de emprender el vuelo en vertical, para acabar estrellándose contra el enrejado del techo de la voladera.

Alimentación

Como alimentación, suministraremos semillas de mijo de todas las variedades, ya que las Alondras comunes no comen ni colza ni nabina. Sin embargo, les gustan también toda clase de semillas silvestres y los pedazos de manzana les encantan.

Gravilla en el suelo es esencial para garantizarles una buena digestión, porque estos pájaros no pelan las semillas, sino que las avalan tal cual. También la pasta para insectívoros, a la que habremos añadido queso rayado, puede ser interesante.

Su pico, más afinado que el de los verdaderos granívoros, nos descubre de inmediato que nos las vemos con pájaros que gustan de los insectos. Gusanos de la harina, gusanos buffalo, pinkies, pupas de hormiga deben estar por ello siempre presentes en el menú.

En invierno habrá que dar además pasta al huevo mezclada con los insectos, con lo que los futuros reproductores se acostumbrarán también a esta pasta.

Volvamos a la experiencia de cría de Rudy. Los dos pájaros se pusieron a construir su nido, colocando hierba seca en una pequeña depresión del suelo. Las Alondras comunes no son construtoras natas y se limitan a lo mínimo.

Alondra común pastel y ancestral. Foto: Rudy Driesmans.

Alondra común pastel y ancestral. Foto: Rudy Driesmans.

La puesta fue de tres huevos, que incubó la hembra sola; la media de una puesta oscila entre tres y cuatro huevos, que son de color marrón claro, salpicados de marrón oscuro.

Pasaron trece días antes de la eclosión y los tres pollos fueron alimentados ejemplarmente por sus progenitores. Interesa destacar que entre los tres pequeños había dos pastel.

Fueron anillados al sexto día, con anilla del modelo “G”, de 3,01 mm, operación que se realizó sin dificultades.

No hay que perder al macho de vista durante la cría, ya que puede mostrarse agresivo frente a su compañera y sus pequeños, lo que puede degenerar en heridas e incluso la muerte. Si da muestras de un ardor excesivo, será mejor trasladarlo a otra voladera o a una jaula, que colocaremos dentro de la misma voladera. Esto permitirá que permanezca en contacto con su familia, sin riesgo para ella.

Las alondras comunes van y vienen constantemente por el suelo de la voladera. Si éste no se compone, por ejemplo, más que de arena, sin vegetación, hay que tomar de vez en cuando a los pájaros para comprobar la limpieza de sus patas y untarlas de vaselina, de pis de vaca o sencillamente de crema para las manos. Si no lo hacemos, las patas de las Alondras corren el riesgo de endurecerse y cubrirse de escamas. Si el suelo de la voladera está recubierta de hierba, esta precaución resulta innecesaria o casi.

Conservación

Cogujada común. Foto: Rudy Driesmans.

Cogujada común. Foto: Rudy Driesmans.

Cogujada común. Foto: Rudy Driesmans.  Si nuestra sociedad quiere conservar las Alondras comunes en estado silvestre en nuestra naturaleza, deberá pedirnos a cada uno de nosotros el esfuerzo de aceptar un cambio imperativo de nuestros modos de conducta y de pensamiento. Todos debemos poner nuestro esfuerzo, mayor o menor, aportar nuestra colaboración en pro de objetivos tales como: crear biotopos adecuados, en colaboración con el mundo agrícola, intervenir con fuerza y exigencia en la lucha contra todas las contaminaciones que están acabando con el planeta; proteger a los pájaros en sus migraciones; prohibir, o mejor reglamentar la caza de Alondras comunes en los países meridionales… Una buena lista de objetivos, para empezar. Las autoridades harían mejor pidiendo a los criadores que formalizasen un programa ambicioso encaminado a la conservación de la especie antes de que la Naturaleza no pueda ya recuperarla por ella misma.

Preservar a estos pájaros, de registro vocal extraordinario, permitirá a nuestra descendencia saber lo que es una Alondra común en libertad o, en el peor de los casos, en nuestras voladeras, sin tener que llegar al extremo de decirles: «Ves, hijo mío, eso era una Alondra…»