En la voladera

El Pinzón común es uno de los pájaros más criados en cautividad en Europa central y en países como Bélgica existe incluso una autorización de reabastecimiento legal, que permite al criador continuar con su afición, y aunque el cupo de capturas autorizadas se reduce de año en año, pero, por el contrario, se concede una prima de estímulo por cada Pinzón común criado en cautividad. La cantidad es módica, pero el gesto es simbólico. Y, además, la pregunta que hay que contestar aquí es si la cría del Pinzón común es realmente tan difícil. La respuesta es “no”, pero el criador tiene que poner dedicación y mucha parte de su tiempo.

Pinzón vulgar

Pinzón vulgar

Como vengo diciendo, y no me cansaré de hacerlo, una voladera seca es una necesidad para los Pinzones comunes, así como para los demás pájaros, y constituye una excelente precaución para alejar la coccidiosis y las infecciones indeseadas.

No colocaremos nunca parejas de pájaros de la misma especie en voladeras separadas pero que permitan un contacto visual. En cada voladera alojaremos una pareja de reproductores y cubriremos las paredes con ramas de pino silvestre, procurando evitar que se puedan ver entre voladeras.

Durante el periodo reproductivo, el macho puede perseguir a su hembra con insistencia y se corre un peligro real de ver a una de nuestras hembras preferidas estrellarse contra las paredes, con resultados que pueden llegar a ser fatales.

Veamos algunos medios para proteger a la hembra de los ardores del macho:

• Colocar a la hembra sola en la voladera de cría y no meter al macho más que cuando hayamos comprobado que aquella muestra síntomas de anidar. Prestaremos mucha atención mientras estén juntos.

• Cortarle al macho de una de las dos alas, la izquierda o la derecha pero sólo de una, las cinco primeras rémiges a la mitad de su longitud, lo que impedirá que vuele rápido.

• No utilizar hembras de menos de diez meses de edad.

• No dejar al macho con la hembra más que cuando podamos observar lo que ocurre; por ejemplo, una hora cada tarde.

• No dar al macho ni demasiados insectos ni demasiado cáñamo.

La hembra del Pinzón común construye el nido ella sola y lo más alto posible. Si el pájaro tiene ocasión de utilizar musgo, finas briznas de hierba, brotes tiernos cortados de los sauces, vilanos de diente de león, crines de caballo, guata o telarañas podemos prepararnos para contemplar una verdadera obra de arte.

Como siempre, el nido de alambre con copa de fibras de coco nos será de gran ayuda.

Sólo la hembra incuba y lo hace durante trece días. Los jóvenes abandonan el nido a los catorce o dieciséis días de vida.

No hay que molestar nunca a una hembra que incuba, ya que corremos el riesgo de que ésta abandone el nido definitivamente. También es una cauta medida retirar el macho desde la puesta del primer huevo: si lo dejamos, será un peligro constante para su hembra y las consecuencias pueden ser nefastas.

Pinzón vulgar 2

Pinzón vulgar

Si no la asustamos, no hay peligro de que la hembra abandone el nido y sus pequeños. Si le suministramos suficientes huevos de hormiga, larvas, gusanos de la harina y buffalo, pulgones verdes, arañas, orugas verdes inermes… podemos estar seguros de que la madre hará sus deberes y criará a sus pollos con dedicación.

Los primeros días, los pequeños son sometidos a un régimen a base de productos animales únicamente. ¿Sabíais que para criar una nidada de cinco pollos es necesario un kilo de insectos? Hacia el décimo día después del nacimiento, la madre pasa progresivamente a la pasta al huevo y a las semillas.

Hay que anillar imperativamente a los pequeños al sexto día, sin omitir ennegrecer la anilla con la llama de una vela o camuflarla con esparadrapo, por ejemplo.

Los jóvenes Pinzones comunes destetados deben ser alejados de su voladera natal. Lo mejor es alojarlos en una voladera espaciosa, soleada y seca, en la que podrán seguir su desarrollo. Su menú deberá seguir incluyendo insectos, pasta al huevo y semillas silvestres, junto a una buena mezcla para Pinzones.

Los Pinzones comunes crían tres nidadas al año.

Ejemplar de concurso

No es ciertamente un pájaro fácil de llevar a concurso. Quien quiera llevarlos, deberá criar a sus pájaros a mano. Es muy raro que un joven Pinzón común criado naturalmente por su madre alcance muchos puntos el primer año que participe en los concursos. Lo habitual es que se comporte de forma demasiado arisca y se estropee sus rémiges y rectrices. Si quitamos las plumas rotas, las nuevas que salgan corren el riesgo de ser más claras. Las nuevas rémiges alcanzarán también medio centímetro más que las viejas, con lo que resultará una cola desigual.

Es así mismo muy conveniente colocar al Pinzón común solo en una jaula, lo que ayudará a calmarlo. Parece que los ejemplares de dos años constituyen buenos especimenes de concurso.

Las rúbricas “color” y “diseño” son evidentemente también de gran importancia. Ocurre a menudo que el pecho y los flancos no sean de un color uniforme. Una hembra que presente un pecho manchado es una falta corriente. El plumaje debe tener el brillo exigido.

Desde el punto de vista del “diseño”, las bandas y las lunetas alares deben ser simétricas y regulares.

Mutaciones en los Pinzones comunes

Las cepas de mutantes son aún relativamente reducidas. Las mutaciones bruno, ágata, isabela, blanco, pastel y opal son sencillamente magníficas, lo que les augura un brillante futuro.

Las mutaciones bruno, ágata, isabela y pastel tienen una herencia ligada al sexo; la opal, es recesiva.

Los primeros Pinzones comunes ágata fueron criados por el señor Raskin, que fue campeón del Mundo en Niza. Louis Van Antwerpen consiguió formar una cepa excepcional y Rudy Driesmans logró no sólo criar la mutación bruno, sino que combinó ésta con la ágata, resultando un pasmoso Pinzón común isabela, para a continuación formar una cepa pastel también excelente.

Mutaciones

Bruno, Ágata, Isabela, Opal, Pastel.

Aberraciones

Amelánicos totales o parciales.

Ficha Técnica

Forma nominal

Hábitat

Fringilla coelebs coelebs

Europa, Asia central, África del norte

Subespecies

Fringilla coelebs africana

África del norte

Fringilla coelebs hortensis

Europa occidental

Fringilla coelebs alexandrovi

Irán septentrional

Fringilla coelebs gengleri

Islas Británicas

Fringilla coelebs madrensis

Madeira

Fringilla coelebs moreletti

Azores

Fringilla coelebs ambriosa

Hierro (isla)

Fringilla coelebs palmae

Mallorca

Fringilla coelebs sardi

Cerdeña

Fringilla coelebs schiebeli

Creta

Fringilla coelebs solomkoi

Cáucaso, Crimea

Fringilla coelebs spodiogenys

Cirenaica (Libia)

Fringilla coelebs tintilion

Tenerife, Gomera, Gran Canaria

Fringilla coelebs transcapius

Cáucaso, Crimea

Fringilla coelebs tyrrhenica

Córcega y Cerdeña