Distribución

El Escribano hortelano está presente prácticamente en toda Europa, aunque en algunas zonas su presencia puede ser calificada de dramática, atravesando una acusada regresión. En España, la población se mantiene aparentemente estable.

Esta especie inverna en el norte de África.

No se le conoce ninguna subespecie.

Biotopo

El Escribano hortelano ocupa los espacios abiertos cubiertos de matorral bajo. La mayor parte de Escribanos hortelanos nidifican directamente sobre el suelo, donde el camuflaje de los huevos, de color brunáceo sembrados de pequeñas manchas de tamaño variable de un tono marrón oscuro, actúa a la perfección

En la voladera

El Escribano hortelano está recogido como especie amenazada en la legislación española y su tenencia está sujeta a restricciones.

Idealmente, su cría se desarrollará en voladeras con las dimensiones habituales ya descritas: 2 m x 1 m x 2 m. También para este Escribano, procuraremos reproducir lo más exactamente posible su biotopo natural: matas de hierbas altas alternando con matorral bajo (brezo, por ejemplo), le garantizarán la privacidad que le gusta. La pareja necesitará esta configuración si decide reproducirse, ya que su nido no será más que una pequeña depresión sobre la superficie del suelo, acolchada sobriamente.

Los alimentaremos con una buena mezcla para Escribanos. Un buen consejo: en un primer momento, racionaremos a nuestros pájaros y les haremos comer toda la mezcla. Es bien conocido que el Escribano hortelano tienen tendencia a la obesidad, llegando hasta extremos en que ¡ni siquiera pueden volar! Si engordan hasta ese punto, habrá que olvidar su reproducción.

Una anécdota: el pequeño número de Escribanos hortelanos criando en domesticidad que hay en Bélgica es debido a la promulgación de la ley lamentable, alrededor de 1980.

Algunos aficionados estaban obteniendo entonces buenos resultados criando estos magníficos Escribanos. En un momento dado, la liga protectora de animales dio la señal de alarma, pretextando que el número de parejas nidificantes en libertad había caído a 8 en toda Bélgica.
Fue entonces cuando la Autoridad tomó la desgraciada decisión de proteger integralmente al Escribano hortelano. Todos los poseedores de pájaros de esta especie se vieron obligados a liberar los ejemplares que estaban en su posesión. Esto se mostró como un error monumental ya que un alto porcentaje de los pájaros liberados murieron de hambre. Habiendo vivido siempre en un medio superprotegido (la voladera), al verse en un medio hostil e ignorando la forma de alimentarse en la naturaleza por ellos mismos, estos pájaros estaban, evidentemente, condenados de antemano.

En lugar de semejante forma de actuar, hubiese sido mucho mejor estimular la cría por los aficionados y proyectar programas de reinserción adecuados para la creación o recuperación de los biotopos específicos de la especie. Con tan pocos Escribanos hortelanos viviendo en libertad y enriquecidos por la experiencia vivida, si nosotros, la sociedad en su conjunto, no hacíamos nada para atajar el problema en su origen, no diré ya que el panorama no era de color rosa, sino que se presentaba desesperadamente negro para nuestros Escribanos hortelanos.

Afortunadamente, la legislación se modificó y los aficionados pueden volver a tener estos pájaros, que se ven obligados a comprar o intercambiar en el extranjero. ¿No es mejor vivir en voladera, medio protegido, aunque con una movilidad reducida, que no vivir?