Los Jilgueros que viven en nuestro país son Carduelis carduelis parva y la forma nominal Carduelis carduelis carduelis. Las dos especies pertenecen, por lo que se refiere a la talla y a los colores, a las especies de talla pequeña, la primera, y media, la segunda. El Carduelis carduelis parva mide 12 cm, lo que hace de él el más pequeño y es el que tiene el plumaje más bruno. El Carduelis carduelis major alcanza los 15 cm y es la especie más grande y la más rica en colores.
En los Jilgueros no se da un dimorfismo sexual acentuado; hay algunas diferencias entre sexos, pero formar una pareja puede ser a veces complicado. Parto de la base de que los pájaros que formarán la pareja son de la misma subespecie y la cría entre subespecies diferentes debe ser absolutamente evitada.
El macho del Jilguero es por lo general más fuerte y robusto que la hembra y el color rojo de la máscara rebasa la parte posterior del ojo, mientras que en la hembra llega justo hasta la parte de atrás del ojo. En los machos, las vibrisas son negras, mientras que son grises en las hembras. Las plumas coberteras de los hombros son negras en los machos y brunas grisáceas en las hembras. Podemos apreciar otra diferencia que nos ayudará a sexar a un ejemplar en cuestión: si lo tomamos en mano y soplamos suavemente hacia arriba sobre las plumas del pecho, si se trata de un macho, aparecerán algunas plumas amarillo verdosas. Pero para una certeza total, habrá que esperar a que el macho cante, balanceándose de izquierda a derecha, con la cola levantada.
Las fotografías que acompañan este capitulo testimonian que el Jilguero es un pájaro soberbio, con un rico colorido, en el que junto al bruno y el blanco, contrastan el negro, el amarillo y el rojo deslumbrante. ¿Hay que descubrir a estas alturas las razones que hacen del Jilguero una de las especies preferidas de los criadores en toda Europa?
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En voladera
Si estamos criando Jilgueros en una voladera o en un jaulón grande de cría, es esencial que su situación sea soleada y, al mismo tiempo, que el suelo se mantenga muy seco. Si el Jilguero debe enfrentarse a un ambiente húmedo, sencillamente morirá y la causa de su muerte será la coccidiosis.
La estación reproductora se prolonga desde el mes de mayo al mes de agosto. Los Jilgueros construyen el nido con preferencia en lo más alto de la voladera y si les damos la ocasión de que construyan su nido contra el enrejado, no dudarán en hacerlo.
Es recomendable no acercarse al nido más que en caso de absoluta necesidad: los Jilgueros son muy susceptibles y necesitan poco para molestarse. No colocaremos nunca dos parejas de esta especie en voladeras contiguas y, si no podemos actuar de otra manera, impediremos que los pájaros se vean. Especialmente los machos perderán muchas de sus energías defendiendo su territorio, con riesgo del proceso de cría. Lo mismo ocurrirá si colocamos cerca otras especies.
Los Jilgueros utilizan gran variedad de materiales para construir su nido: briznas de hierba, fibras de coco, algodón, guata en pequeñas cantidades, telarañas, inflorescencias de diente de león, etc. El nido de estos pájaros es generalmente una obra de arte, que no tiene nada que envidiar al de los pinzones.
Los huevos son blanco azulados y lucen pequeñas manchas brunas. El número de huevos en la puesta varía entre cuatro y seis. Su incubación dura trece días. La hembra incuba sola, mientras que el macho la alimenta y, después, será una ayuda ideal en la cría de los pequeños.
De hecho, a medida que estos últimos vayan creciendo, el padre intervendrá cada vez más en su alimentación, ya que en el momento del destete, la madre estará preparando ya la segunda puesta. Colocaremos entonces a los pollos en otra voladera, ya que el padre, que habrá recuperado sus instintos reproductores, podría ponerse a perseguir a sus retoños, con el peligro que ello comporta.
No es excepcional ver que el macho se vuelve agresivo frente a su pareja y a sus pollos aún no destetados. Si lo vemos realmente muy excitado, lo separaremos y lo alojaremos en otra jaula no muy lejos del nido. La hembra es capaz de criar ella sola a sus pequeños.
Una vez anillados los noveles, debemos estar atentos: se corre el riesgo de que la hembra, frente a ese extraño objeto que es la anilla, trate de echarlo fuera del nido… pollo incluido. Si descubrimos este incidente demasiado tarde, el pequeño morirá; si llegamos a tiempo de devolver al pequeño a su nido, es muy probable que se quede con la pata de la anilla traumatizada. Para evitar esta situación, una solución podría ser cubrir la anilla con esparadrapo o mejor aún, mantenerla unos instantes sobre la llama de un cirio. La anilla perderá parte de su brillo y atraerá menos la atención de los padres.
Es aconsejable suministrar abundancia de insectos a los Jilgueros, además de una buena mezcla de semilla (ver el capítulo de alimentación). La elección es muy variada: gusanos de la harina que acaben de cambiar de piel, larvas (pinkies), huevos de hormiga, orugas inermes verdes, gusanos buffalo, sin olvidar pulgones verdes, ya que les encantan. Es mejor mezclar estos insectos con la pasta al huevo, añadiendo también semillas germinadas. Entre estas últimas, los Jilgueros prefieren las de níger.
También aprecian mucho las semillas de diente de león, álsine, bolsa de pastor, hierba cana común, cerraja, cardo, onagra, lechuga, achicoria y todas las semillas de gramíneas. En una palabra, las posibilidades son realmente muy amplias.
Ejemplar de exposición
A pesar de sus magníficos colores, el Jilguero no es un pájaro con una amplia representación en los concursos, posiblemente debido a la severidad de las reglas que se aplican en su enjuiciamiento. Hubo incluso un tiempo en el que sólo la especie Carduelis c. major era aceptada como pájaro de concurso. Afortunadamente, hoy en día, en los estándar de enjuiciamiento se contempla una amplia diferencia entre las subespecies, con lo que un ejemplar de Carduelis c. parva puede llegar a ser campeón. Esta mayor flexibilidad ha animado la cría y exposición del Jilguero. Las características que debe reunir un buen ejemplar de concurso son:
• una máscara facial bien delimitada y monocroma
• un diseño simétrico en forma de champiñón sobre el pecho
• diseño de las alas bien simétrico
• simetría también en el diseño de la parte inferior de la cola
• plumaje completo e intacto
• comportamiento tranquilo
Son muchos pues los posibles motivos para la mala calificación de un Jilguero, lo que para el criador de esta especie representa un verdadero desafío.
Las mutaciones del Jilguero
Actualmente, las mutaciones fijadas en el Jilguero empiezan a ser numerosas. Vamos a entrar en detalle sólo en las más difundidas.
Jilguero bruno
Esta mutación, que es una mutación ligada al sexo, es un regalo para la vista. El negro de la forma ancestral empalidece hasta convertirse en bruno oscuro; el bruno del pecho, del vientre y de los flancos queda reducido a un bruno cálido. Sencillamente magnífico.
Veamos algunos cruces:
bruno x bruno
50 % machos brunos
50 % hembras brunos
bruno x ancestral
50 % machos brunos / ancestral
50 % hembras brunas
ancestral x bruno
50 % machos ancestrales /bruno
50 % hembras ancestrales
ancestral / bruno x bruno
25 % machos ancestrales / bruno
25 % machos brunos
25 % hembras ancestrales
25 % hembras brunas
ancestral / bruno x ancestral
25 % machos ancestrales / bruno
25 % machos ancestrales
25 % hembras ancestrales
25 % hembras brunas
Jilguero ágata
En los Jilgueros ágata, el negro de las alas, de la cola y de la cabeza permanece idéntico al de los ancestrales. El rojo de la máscara y el amarillo de las bandas alares, permanecen también inalterados. Por el contrario, el bruno pasa a ser beig claro.
Esta mutación presenta también una herencia ligada al sexo, por lo que en los cuadros de los cruces anteriores bastará con sustituir el término “bruno” por el término “ágata”, para tener una idea de las posibilidades de cría.
Jilguero pastel
El factor pastel afecta también al color de la máscara, que se vuelve naranja. El amarillo de las alas pierde la intensidad que tenía en la forma ancestral y a la que estamos acostumbrados. Las rémiges y las rectrices pueden variar del gris claro al gris oscuro. El color negro de la parte posterior de la cabeza es por lo general más desvaído que el de las alas y la cola.
También aquí la herencia está ligada al sexo. Actuaremos pues como para el ágata, reemplazando el término “bruno” por “pastel” en los cuadros de cruces, para tener una idea de la cría.
Jilguero blanco
Es sin duda una mutación muy llamativa y rica en variaciones, ya que hay pájaros blancos con o sin máscara, con ojos negros, pero también algunos con ojos rojos. Los hay panaché o píos, que van del manchado al blanco prácticamente puro.
Jilguero de garganta blanca y Jilguero de máscara interrumpida
Estas mutaciones se conocen desde hace mucho tiempo y al principio se llamaban “Jilguero cardenal”. Los pájaros con estas formas han sido siempre raros y se criaban precisamente por su rareza, hasta el día en que Jos Deckers tuvo la idea de acoplar dos de ellos. Ante su asombro y satisfacción, de este cruce nacieron “gargantas blancas” y pájaros completamente blancos, con una máscara interrumpida. Al principio, tuvo que luchar contra el escepticismo, ¿o sería mejor hablar de envidia? En unos años, Jos crió una gran cantidad de gargantas blancas y blancos con máscara rota, mientras que el amarillo de las alas permanecía y se hacía más evidente sobre el pecho.
Después se vio que se trataba de un factor dominante: si el factor era “simple”, se originaba un “garganta blanca”; si doble, un blanco.
Con motivo de una jornada de “puertas abiertas” en casa del criador Rien Pieters, en los Países Bajos, éste nos mostró, no sin orgullo, una nidada de cuatro jóvenes, todos ellos blancos, nacidos de un cruce de gargantas blancas”. No basta, como se dice, “hacerlo”, sino que además se requiere también su correspondiente dosis de suerte.
Jilgueros albinos
No ha habido nunca muchos Jilgueros albinos ni los habrá. Roland Raskin se ocupa desde hace años de esta mutación y algunos ejemplares de su equipo de albinos han destacado en campeonatos del mundo C.O.M. Si todavía existe este tipo de pájaros, a él se lo debemos.
Jilguero isabela
Una vez aparecidos los Jilgueros bruno y ágata, quedó claro que la cría de ejemplares isabela entraba dentro del campo de lo posible. Como es sabido, no se pueden obtener isabela más que combinando las mutaciones bruno x ágata y a la inversa. Los Jilgueros isabela tienen una herencia ligada al sexo y podemos criarlos sin disponer al principio de pájaros isabela. Pero hay que contar al menos con una pareja de pájaros bruno x ágata (o a la inversa) y hacer prueba de la necesaria paciencia.
Cruces
ágata x bruno
50% machos ancestrales / ágata / bruno
50% hembras ágatas
bruno x ágata
50% machos ancestrales / ágata / bruno
50% hembras brunas
Los machos nacidos de este cruce son pues portadores de bruno y ágata y necesarios para obtener pájaros isabela. Lo mejor es acoplar un macho nacido de este cruce con una hembra ágata o bruno: los machos nacidos serán mutados o portadores. Es también posible utilizar una hembra ancestral, pero entonces obtendremos un cierto número de machos normales, que no podremos distinguir de los machos portadores.
ancestral / ágata / bruno x bruno
12,5% machos ancestrales / bruno / ágata
12,5% machos ancestrales
12,5% machos brunos
12,5% machos brunos / isabela
12,5% hembras ágatas
12,5% hembras brunas
12,5% hembras ancestrales
12,5% hembras isabelas
Jilguero bruno pastel
La combinación bruno x pastel da origen a machos de color ancestral portadores de bruno y pastel. Esta clase de machos es necesaria para acoplar con una hembra color ancestral, bruno o pastel y así, con un poco de suerte, obtener una hembra bruno pastel.
Fue necesario esperar mucho tiempo para poder admirar un ejemplar pastel, pero durante el verano de 2001, Piet De Dreu, un criador holandés, con siguió criarlo. Junto con unos amigos, fuimos a admirarlo y valió la pena porque un Jilguero tan soberbio no se veía todos los días.
Jilguero satiné
Una vez se da la salida a algunas mutaciones en una especie, pronto otras vienen a sumarse en cadencia acelerada. Los Jilgueros satiné son de una rara belleza y su herencia es ligada al sexo.
Aún poco abundantes, los satiné tomarán pronto el mismo camino que las otras mutaciones precedentes, tales como bruno, ágata, pastel e isabela.
Jilguero opal
Esta espectacular mutación se crió en Italia y sigue siendo muy rara y los expertos en la cría del Jilguero sueñan ya con ejemplares “ágata opal”, “bruno-opal”, “isabela-opal”, etc. El artista Hermann Heinzel ha reproducido sobre la tela un Jilguero opal en todo su esplendor, exclusivamente para este libro y para nuestro deleite.
Mutaciones
Bruno, Ágata, Isabela, Pastel, Bruno Pastel, Ágata Pastel, Isabela Pastel, Satiné, Albino, Ágata Eumo, Amarillo Simple factor, Amarillo Doble factor, Cabeza Blanca.
Aberraciones
Pío, Negro, Pastel ala gris, Phaeo.
Ficha técnica
Jilguero de cabeza negra
Forma nominal | Hábitat |
Carduelis carduelis carduelis | Europa occidental y central, Rusia y Escandinavia |
Subespecies | Hábitat |
Carduelis carduelis balcanica | Bulgaria, Grecia, Macedonia, Creta |
Carduelis carduelis tschusii | Cerdeña, Córcega Sicilia |
Carduelis carduelis nidiecki | Asia menor, Chipre y Rodas |
Carduelis carduelis brevirostris | Cáucaso, Crimea |
Carduelis carduelis parva | Península Ibérica, Francia meridional, Islas Baleares, Madeira, Argelia, Túnez, Libia e Islas Canarias |
Carduelis carduelis loudoni | Irán septentrional y Azerbaiyán |
Carduelis carduelis britannica | Islas Británicas, Bretaña, banda costera belga-holandesa |
Carduelis carduelis major | Suroeste de Siberia, macizo del Ural y Altai |
Jilguero de cabeza gris
Subespecies | Hábitat |
Carduelis carduelis caniceps | Pakistán, Nepal, Himalaya occidental y Cachemira |
Carduelis carduelis subulata | Siberia meridional, Irán, Mongolia y macizo del Altai |
Carduelis carduelis paropanisi | Asia central, Irán septentrional y Afganistán |