Un número sorprendente

De la larga enumeración de las diferentes subespecies de Piquituerto podemos deducir que estos pájaros son verdaderos cosmopolitas. Los vemos en Europa, en África, en Asia y en América. Allí donde vivan, los Piquituertos son inseparables de los bosques de resinosas. Cuando el hambre aprieta en un determinado lugar, emprenden vuelos erráticos en busca de alimento y esto explica su misteriosa desaparición de ciertas regiones y las contemporáneas invasiones masivas de otras.
¿Son estos pájaros capricho de la Naturaleza? ¿Se trata de verdaderos fringílidos que trepan como Periquitos? ¿Su pico, al que deben su nombre, sería una desventaja más que otra cosa?

Si tenemos la suerte de poder observar uno de estos pájaros de cerca y nos fijamos en la facilidad que muestra abriendo las piñas de las resinosas, todas estas preguntas nos parecerán inútiles. Por supuesto que se trata de un fringílido y que su pico no es en absoluto un impedimento, sino, por el contrario, una herramienta eficaz para extraer los piñones de los que se alimenta.

Incluso su librea se aleja de lo común. El macho adulto está dotado de un rojo magnífico, mientras que la hembra se viste más modestamente de un verde grisáceo. Pero lo más impresionante es evidentemente la forma particular de su pico, una herramienta muy práctica en la búsqueda continua del alimento escondido entre los intersticios de las piñas de los pinos y otras coníferas. El Loxia pityopsittacus consigue así extraer con su enorme pico las semillas de las piñas del Pino negro austríaco, mientras que el Loxia leucoptera bifasciata, de talla más modesta, se ha especializado en las pequeñas piñas de alerce. Para abrir una piña de pino silvestre, introducen el pico en un intersticio de la misma y, utilizándolo como palanca, ensanchan la abertura, meten la lengua y toman el piñón. El Loxia leucoptera bifasciata mide 14,5 cm, lo que hace de él el menor de la especie; el Loxia pityopsittacus alcanza los 17,5 cm y es el mayor de la raza de los Loxia. Con una talla intermedia entre estos dos, se encuentra el Loxia scotica, que mide 16,5 cm y cuyo pico es también intermedio entre el de los dos anteriores.

Loxia leucoptera bifasciata.

Loxia leucoptera bifasciata.

Con los Piquituertos nada es igual a lo que ocurre con los otros pájaros. Tomemos por ejemplo el periodo de reproducción: por extraño que nos pueda parecer, estos pájaros no dependen de las estaciones sino de la disponibilidad de comida. El inicio de la temporada de reproducción no viene dada por la intensidad lumínica, sino por la abundancia o carencia de semillas de coníferas y ni la nieve ni el hielo impedirán que la especie empiece las puestas si las disponibilidades de alimento son las adecuadas. El pico de la reproducción se presenta entre enero y abril. La hembra incuba sola. El macho la alimenta en el nido hasta que nacen los pequeños. Si la hembra debe abandonar el nido por una u otra razón, los pequeños pueden entrar en una especie de duermevela pasajera, parecida a la que experimentan los Colibríes. En ambos casos, el fin que persigue la Naturaleza es el mismo: economizar energía. De vuelta al nido, la madre calentará automáticamente a los pollos y en cuanto el calor del nido es suficiente, los pequeños recuperan su apetito y la madre los alimentará de nuevo.

En la voladera

Los colores del Piquituerto macho pierden en intensidad cuando es domesticado, lo que podemos paliar en alguna medida suministrándole cantaxantina o betacaroteno, en el agua de bebida o con los alimentos. Para poder disfrutar plenamente de nuestros Piquituertos habrá que alojarlos en una voladera amplia, a la que llevaremos regularmente ramas recién cortadas de resinosas. En caso contrario, nuestros pájaros empezarán a picotear por todos lados, llegando al extremo de dañar la estructura misma de las voladeras de madera. Esta es una de las razones por la que hay criadores que prefieren no tener Piquituertos.

Loxia leucoptera bifasciata recién salido del nido

Loxia leucoptera bifasciata recién salido del nido

Creo que fui el primero en conseguir criar Piquituertos, allá por el año 1974, y el relato que hice de este éxito en aquellos momentos, apareció en diversas publicaciones dentro de la rúbrica de “curiosidades”. No puedo resistirme a la tentación de recordar algunas de aquellas líneas:

Poseo una hembra de Piquituerto, que me ha deparado muchas satisfacciones como pájaro de concurso. Hace cuatro años que la tengo. Un aficionado, que quería desembarazarse de un macho, porque le había destrozado la voladora, me lo ha dado. No con mucho entusiasmo, he alojado a la pareja en una voladera, colocando ramas de pino contra las paredes. La alimentación consiste sobre todo en mezcla para Canarios, pero son el álsine y las semillas de girasol germinadas lo que estos pájaros prefieren. Les suministro también, limitadamente, semillas de girasol secas y cáñamo, ya que estos alimentos pueden producir obesidad. En enero, observo por primera vez cómo el macho alimenta a la hembra, acto que se repite cada vez con más frecuencia. A finales de febrero, les proporciono materiales para el nido: nidos artificiales de alambre y viejos nidos de mirlo. El 15 de marzo, constato la primera cópula: el macho canta cerca de la hembra llevando una brizna de hierba en el pico. El macho sigue pisando a la hembra. El 25 de marzo, descubro un nido terminado. A partir de ese momento, mi paciencia se va a ver puesta a prueba en muchas ocasiones. En mi fuero interno espero más acontecimientos. Piquituertos que aniden en voladera es ya algo, pero… Sin embargo, la edad de la hembra me hace dudar… Pero esas dudas desaparecen de golpe cuando veo el primer huevo el 7 de abril siguiente. Los colores y el diseño de este huevo se parecen mucho a los del Verderón, sólo que es un poco más grande. A partir de ese momento, el acceso a los alrededores de la voladera queda prohibido para todo el mundo. El 10 de abril, la hembra empieza a incubar 3 huevos. El 25 del mismo mes, la veo sobre el borde del nido: ¡está alimentando a un pollo! No puedo controlar mi curiosidad y echo un vistazo al nido.

Loxia leucoptera bifasciata macho.

Loxia leucoptera bifasciata macho.

Dentro hay dos pollos y un huevo claro y el 28 de abril descubro uno de los pollos muerto bajo el nido. El superviviente está bien alimentado. La voladera está literalmente llena de bolsas con piñas de pino. Les suministro también abundantemente álsine con sus semillas casi maduras, mijo en racimos, semillas de girasol secas y pasta al huevo enriquecida con insectos desecados, así como gusanos de la harina. El pequeño crece como un champiñón y lo anillo al sexto día de vida con una anilla modelo “J”, es decir de 3,23 mm de diámetro. Para disimularla, sostengo la anilla sobre la llama de un cirio, hasta que se ennegrece, ya que como es sabido, los objetos brillantes son a menudo echados del nido y es mejor tomar todo tipo de precauciones. Parece que los adultos no se han dado cuenta de la presencia de la anilla. Paradójicamente, el pequeño tiene un pico recto y cuando llega a estar completamente emplumado, parece confundirse con un Verderón, aunque un poco más grande. El 15 de mayo, emprende su primer vuelo y sale del nido; las mandíbulas del pico empiezan a montarse, cruzándose. La alimentación del joven depende ahora principalmente del padre. Cuando llega el destete, tiene ya el pico completamente cruzado. El joven Piquituerto está tan cebado, que se digna posarse en mi mano para tomar una semilla de girasol

La verdad es que disfruté mucho con esa cría y mi joven Piquituerto se convirtió en una auténtica atracción. Muchos aficionados vinieron para ver en vivo lo que en aquella época era un pequeño milagro. Pensé también que muchos vinieron porque no creían en ese milagro. Incluso intervino la prensa local, haciéndose cargo de dar publicidad a mi éxito. Desde entonces, muchas cosas han cambiado y el Piquituerto se ha convertido en uno de los pájaros europeos más criados, algo normal puesto que este fringílido no es exigente. Hace algún tiempo tuve el gran placer de ver a 21 jóvenes Loxia leucoptera bifasciata de criadero en el aviario de Roger De Bel, en Blankenberge, nacidos de ¡dos parejas solamente! Magníficos ejemplares con su indumentaria juvenil y sus características bandas alares.

Sarna de las patas

Parece sorprendente, pero los Piquituertos son muy sensibles a la sarna de las patas. El culpable de esta enfermedad es un pequeño ácaro, que se instala entre o bajo las escamas de las patas. Los pájaros padecen y los ácaros se expanden pronto entre los otros pájaros que viven en la voladera. Hay que tratarla inmediatamente que se descubra, pero NO UTILIZAR los productos caseros cuyos nombres circulan por los círculos de aficionados: no hacen más que dar un buen aspecto a las patas pero no solucionan el fondo del problema. Existen pomadas especializadas en el comercio, contra la sarna de las patas. También hay un excelente medicamento, conocido con el nombre de “acaricida de las vías respiratorias”, que garantiza una curación al 100%. Una gota entre los hombros (sobre el dorso) sobre la piel desnuda
de un pájaro afectado, basta para curarlo.

Ejemplar de concurso

No es necesario criar a los jóvenes Piquituertos a mano para que sean tranquilos, ya que por naturaleza estos pájaros son animales plácidos. Vendrán a picotear las pipas de girasol entre vuestros dedos en muy poco tiempo. Pero esto no quiere decir que se trate de pájaros de concurso fáciles. También en este caso, las hembras son las más indicadas, ya que los machos no siempre lucen su color rojo como atributo. Los machos no adquieren su librea adulta más que en el curso de su tercer año, pero habrá que haberles dado colorante antes de la muda. La fórmula que yo utilizo es la siguiente: un gramo de betacaroteno y un gramo de cantaxantina en un pequeño recipiente de agua hirviendo, cuidando que se disuelvan bien; si aparecen grumos, será señal de que el colorante es ya demasiado viejo. Vertemos luego este preparado en una botella con un litro de agua, mezclando bien. Renovaremos el agua de los bebederos todos los días con este preparado y conservaremos la botella en el refrigerador. El diseño de la parte de debajo de la cola y de las mejillas es más bien vago. El Piquituerto carece también de un plumaje brillante, debido a la falta de ocasiones de baño. Un cuerpo rechoncho le juega a veces malas pasadas y esa corpulencia tiene su origen en un mal régimen alimentario y una estancia excesivamente larga en una jaula de exposición.

Ficha técnica

Forma nominal

Hábitat

Loxia curvirostra curvirostra

Norte de Europa, Asia

Subespecies

Hábitat

Loxia curvirostra altainensis

Macizo del Altai

Loxia curvirostra balearica

Islas Baleares

Loxia curvirostra bendirei

Canadá, oeste de los USA, América del Sur

Loxia curvirostra benti

California

Loxia curvirostra corsicana

Córcega

Loxia curvirostra grinnellii

América del Sur, oeste de América del Norte

Loxia curvirostra guillemardi

Chipre

Loxia curvirostra himalayensis

Birmania, China, Himalaya

Loxia curvirostra japonica

Asia

Loxia curvirostra luzoniensis

Luzón (Filipinas)

Loxia curvirostra mariae

Crimea

Loxia curvirostra merédionalis

Annam

Loxia curvirostra mesamericana

América Central

Loxia curvirostra minor

California

Loxia curvirostra poliogyna

África del norte

Loxia curvirostra pusilla

Norte y este de América del Norte

Loxia curvirostra strichlandi

América Central

Loxia curvirostra tianschanica

China

Loxia pityopsittacus

Europa del norte, Siberia

Loxia leucoptera leucoptera

Canadá, Europa del norte

Loxia leucoptera megaplaga

República Dominicana

Loxia leucoptera bifasciata

Europa y Asia oriental, Japón

Loxia scotica

Escocia