Con un peso de alrededor de 13 g, el Verdecillo se encuentra entre los pesos ligeros de los Fringílidos europeos.

Origen

En sus orígenes, esta especie estaba confinada a lo largo de las costas del Mediterráneo. Sin embargo, hacia 1850 comenzó a extenderse hacia el norte del continente europeo y en 1920 se le localizaba en Bélgica y en los Países Bajos, como pájaro anidador “raro”, y en las Islas Británicas hubo que esperar hasta 1967 para constatar las primeras anidaciones. En Suecia, la primera pareja que anidó, o al menos la primera de la que se tiene noticia, data de 1970. Hoy podemos decir que el Verdecillo anida en toda Europa, aunque las parejas anidadoras son raras en Bélgica y Holanda. No así en Alemania, donde son muy numerosas, posiblemente debido a la existencia de biotopos más apropiados. Las causas de la difusión del Verdecillo habría que buscarlas en las modificaciones que ha sufrido el paisaje europeo, aunque tampoco podemos descartar una suavización del clima.

El Verdecillo está también presente en África del norte y en Asia Menor.

Biotopo

El Verdecillo siente preferencia por los linderos de los bosques mixtos, los parques, los jardines, los vergeles, las amplias avenidas festoneadas de árboles; los cementerios con coníferas solitarias y los hayedos son también lugares muy apreciados.

Subespecies

En antiguos tratados especializados se encuentran menciones a un Serinus germanicus, que habría tenido más amarillo sobre el pecho y sobre la cabeza. Los ornitólogos modernos no toman en consideración esta hipótesis y concluyen que el Verdecillo no tiene subespecies.

Migración

Los Verdecillos que viven en los países del norte de Europa migran hacia el sur a finales de verano, para regresar entre los meses de febrero y mayo. Los que permanecen en zonas con un clima menos severo son sedentarios, aunque a veces erráticos.

Alimentación

Son verdaderos granívoros. Les encantan toda suerte de semillas silvestres y también las semillas de los árboles de alto porte.

En voladera

Hembra de Verdecillo

La normativa existente ha impedido durante mucho tiempo la tenencia de Verdecillos en cautividad, salvo si se tenía una autorización especial. Hoy en día, su tenencia está al alcance de todos, sin papeleo, pero con la obligación de que estén anillados con anilla identificativa, expedida por una federación reconocida, lo que ha hecho que la cría de esta popular especie haya incrementado.

Como esta especie es sensible a los ataques de coccidiosis, un suelo de voladera siempre bien seco y una higiene estricta son las claves del éxito en su cría.

La pequeña talla de Verdecillo no es en absoluto un freno para su agresividad, sobre todo en el periodo reproductivo. Es pues conveniente mantenerlos en voladeras separadas, pues si conviven con Jilgueros, Lúganos, Verderones, en resumen con pájaros que presenten alguna coloración amarilla en su librea, no los dejarán en paz.

Aunque podemos alojarlos en voladeras de 80 cm de longitud por 40 cm de anchura y 40 cm de altura, es preferible utilizar una voladera de 2 m de largo por 1 m de ancho y 2 m de altura. Si colocamos además unas ramas de coníferas, los pájaros se encontrarán perfectamente a gusto.

Alimentación

Podemos suministrarles la misma dieta que a los Lúganos. Es importante, sin embargo, acostumbrar a los Verdecillos durante el invierno a alimentarse con una buena pasta al huevo, con lo que llegarán preparados al momento de la cría de sus pollos.

A los Verdecillos les gustan mucho las semillas de las malas hierbas o de álsine, diente de león, espiguilla (Poa annua L.), persicaria (Polygonum persicaria), lechugilla común (Sonchus oleraceus L.), hierba cana (Senecio vulgaris), onagra, reina de los prados (Filipendula ulmaria), junco, aliso, abedul, alerce, etc.

Reproducción

Cuando llegue el momento de la nidificación, colocaremos la tablilla clásica, con ramas de coníferas alrededor y una copa de alambre trenzado situada en el centro. Los materiales más utilizados por estos pájaros van desde los hilos de algodón cortos al yute, pasando por las crines de caballo y las fibras de coco. También son muy apreciados los tallos de gramíneas y demás plantas parecidas.

Los huevos son blancos, con un ligero velo azul verdoso, y están sembrados de puntitos brunos. Son incubados durante trece días.

Cuando los padres disponen de una buena pasta al huevo, la comparten con sus pequeños. Si se le añade una buena variedad de semillas silvestres, la cría tendrá grandes probabilidades de éxito.

Ejemplares de exposición

No son muchos los Verdecillos que se presentan a concurso, pero esto podría cambiar rápidamente ya que cada vez se crían más. Algunas mutaciones acelerarían sin duda el proceso. Parecía ser fácil incorporar todos los colores del Canario de color a los Verdecillos. Ya sabemos que una gran parte de los machos nacidos de este cruce de Verdecillo x Canario son fértiles. Bastaría con volver a las hembras de Verdecillo para que en cinco generaciones tuviésemos, al menos sobre el papel, mutaciones casi puras de Verdecillo.

Pero esto es como poner el carro delante de los bueyes porque las hembras son estériles y, además, la fertilidad de los machos disminuye a medida que nos acercamos al Verdecillo. La Naturaleza tiene sus límites difíciles de sondear y de transgredir. Hermann Heinzel ya lo dijo una vez muy claramente: Estudiar la Naturaleza es como estudiar en una habitación cerrada dotada de una puerta; cuando creéis que ya conocéis perfectamente la habitación, abrís la puerta y os encontráis en otra habitación con diez puertas y, así, sucesivamente. Sabias palabras salidas de la boca del pintor ornitólogo posiblemente más dotado de nuestra generación.

Los Verdecillos tienen una postura acostada característica y su diseño fuertemente estriado los sitúa entre los pájaros susceptibles de ser poco apreciados. Se pide a los jueces que miren a los Verdecillos más con el corazón que con los ojos puestos que estos pájaros van con retraso con respecto a los Sizerines y a los Lúganos, que en poco tiempo se han convertido en pájaros de éxito entre los pájaros de cría. Esperemos que los Verdecillos sigan el mismo camino.

El canto del Verdecillo no es precisamente algo a destacar. Su repertorio puede compararse con el del Triguero (Miliaria calandra), lo que no es una referencia, ya que el canto de este último se compara a veces con el ruido de unas ruedas mal engrasadas. El grito del Verdecillo puede asimilarse a sonidos agudos y temblorosos.

Mutaciones

Isabela satiné, Bruno.

Aberraciones

Pastel, Amarillo, Albinismos parciales en alas y cola.